El congelador
Una de las formas que tiene la vida de decirte que ya no eres joven, es cuando llega ese momento en el que abres el congelador de la nevera y tienes un montón de paquetes de productos frescos y tapers perfectamente etiquetados con su nombre, cantidades, fecha de guardado...
Cuando componemos, las buenas ideas a veces se esconden durante horas y otras aparecen por sorpresa. A ellas les da igual si es un buen o mal momento, pero a nosotros no. Una idea que nos haga tilín es un tesoro por pequeña o inoportuna que sea y hay que capturarla con lo que tengamos a mano. Ya sea en el estudio, con una grabadora, el móvil o un papel, no la dejes escapar.
A principios de siglo tocaba con Andrés Lewin, y me explicó que se llamaba a sí mismo al teléfono fijo de casa para grabar los bocetos de canciones en el buzón de voz. Todo un precursor del concepto de guardar en la nube ¿no os parece?
Guarda bien tus archivos y papeles, haz copias de seguridad de lo importante y resévarlo para su momento de gloria. Etiquéta todo de forma concreta para no perder tiempo y eneregía cuando necesites "aquella cosa tan chula que surgió en el pueblo". Una ventaja añadida es que cuando te reencuentras con una idea que ha estado congelada durante meses ¡o años! resulta fácil saber si su fuerza está vigente, ha caducado o vuelve al congelador para cocinarla en mejor ocasión.
Me encanta!
ResponderEliminarGracias!
Eliminar¡Qué bueno lo del contestador! Yo uso el móvil para grabar. Pongo siempre el nombre de la canción, alguna descripción tipo "puente" o "estribillo", a veces los acordes... Así siempre lo tengo claro y a mano. Me pregunto qué sería de todas esas ideas sin la tecnología (grabadoras, móvil, etc.)...
ResponderEliminarDependería de la época a la que te refieras. Antes de que existiera la escritura el conocimiento se memorizaba... Si te refieres a tus ideas, lo más probable es que aprenderías a escribirlas. Se sigue haciendo de hecho.
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