Gente exigente
Cuando asesoro a mis alumnos con sus propias composiciones, acordamos que me envíen cada semana una muestra de sus progresos con las canciones en las que estén trabajando. A veces, consideran por su cuenta que no ha habido avances y no me envían ningún material, lo que me llama la atención por tres razones:
- Están haciendo mi parte del trabajo.
- Prefieren no cumplir su compromiso a mostrar algo que no esté a la altura de sus expectativas.
- En la clase siempre comprobamos que sí habían logrado un avance, pero lo han subestimado o considerado insgnificante.
Aunque la autocrítica es necesaria para evolucionar, si nos pedimos más de la cuenta podemos cometer el error de no mostrar lo que estamos haciendo, aplazarlo, o darle demasiadas vueltas y que pierda frescura.
Tómate las canciones como una travesía. Con subidas, bajadas, momentos en los que tienes energía y otros en los que te planteas darte la vuelta y retroceder. Llegues donde llegues con tus obras, recuerda que lo importante es el camino, y que no hay juicio más exigente que el que nos hacemos a nosotros mismos.
Componer no es hacer exámenes sobre lo bueno que eres. Quizá ni siquiera seas tan dueño de la situación, como defiende Keith Richards cuando dice:
"Las canciones aparecen cuando ellas quieren, y nuestro único trabajo es evitar ponernos en medio"
El otro día estaba escuchando el episodio del Sofá Sonoro de la SER dedicado a Neil Young y comentaban que dijo una vez que las canciones son como conejos: salen de la madriguera cuando no miramos, así que hay que tratar de no asustarlas y no apuntarles con la escopeta. Se trata de esperar pacientemente.
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