La fama cuesta


"La fama cuesta, y aquí lo vais a pagar con sudor".

 Así sentenciaba una profesora de ballet de los ochenta lo que le esperaba a sus alumnos en la serie "Fama", y así lo vivimos los que estamos infectados por el virus de la composición, que no es letal pero sí contagioso.
Cierto es que los músicos no tenemos que sudar la licra para alcanzar la gloria, pero componer no es gratis y lo vamos a pagar con tiempo y valentía:

Tiempo 
 Escribir canciones puede convertirse en una larga travesía en la que hay que escoger un camino en cada cruce sin saber donde te va a llevar. Prepárate para buscar durante días, semanas y meses, hasta que por fin aperezcan esas palabras o acordes que encajan como un guante en tu mundo interior, y en consecuencia en tu gran obra. Eso sí, en el momento del encuentro todo se vuelve perfecto e inolvidable, como aquel restaurante al que entraste por casualidad y ahora es tu favorito, o aquellas botas de las que no te puedes despedir por machacadas que estén.

Valentía: 
Aparte de la satisfacción que supone cazar ideas, lo que sostiene y da sentido a esta búsqueda es confiar en el instinto. Esto no es fácil y te va a enfrentar a tus miedos e inseguridades, que no dudarán en disfrazarse en forma de exigencia para disuadirte de tu particular investigación.
 Si consigues fluir y confiar en tu instinto al 100%, experimentarás la sensación de dejarte llevar, el reloj desaparecerá y empezarás a acumular tesoros. Estos hayazgos pueden tener tanto valor, que al final merecerá la pena todo el tiempo inviertido sin importar la cantidad.

Ahora, y con el bastón en mano os pregunto: ¿Tendréis la valentía necesaria para perder el tiempo componiendo?

La fama cuesta, y aquí lo vais a pagar con valor



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