Cuando viene, viene.

Es incómodo pero vital. A veces tenemos que ir al baño, sin importar el lugar en el que nos encontremos o lo que estemos haciendo. Cuando viene, viene, y en vacaciones más.  Justo cuando nuestra rutina y nustros tronos varían sin parar, nosotros nos adpataremos, y no apetece, pero la prioridad manda y estaremos dispuestos a todo: Pediremos favores, hablaremos con extraños, llevaremos encima lo que podamos necesitar por si surge la ocasión...  Se puede intentar controlar y planificar (un poco), y hay quien sabe autoregularse y programarse para hacerlo en un momento concreto del día. Esto es eficiente pero llegará la ocasión en que todos tus esquemas darán igual y lo sabes. Cuando venga, vendrá y no habrá nada que negociar.

Componer y crear es algo que está dentro de nosotros y también necesita salir. Quizá pienses que no es lo mismo, que no es una necesidad fisiológica y que hay otras cosas más importantes, pero ¿y si no fuera así? ¿y si atender la llamada de la creatividad tuviera algo que ver con la salud? ¿qué pasaría si le dieras a la evacuación de tus ideas la misma prioridad que a la digestiva? 

Prueba a leer el primer párrafo sustituyendo "ir al baño" con "componer". ¿Te parece una locura ponerlo en práctica?

 


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