4 similitudes entre salir a correr y componer
Gracias a las reflexiones del blog he integrado hábitos en mi rutina como componer y hacer ejercicio físico, y he encontrado cuatro similitudes entre coger la guitarra para crear algo nuevo y ponerme las zapatillas para ir a correr al parque:
- Nunca apatece empezar.
- Desde fuera se ve genial.
- Por dentro se sufre.
- La recompensa no es inmediata.
Vamos a musicalizarlo:
Nunca apetece empezar
Parece una contradicción, pero que no te apetezca sentarte a componer o retomar una idea es lógico: al fin y al cabo el proceso puede ser tan intenso como para experimentar la sensación de estar haciendo algo que no nos gusta, y en consecuencia se nos ocurrirán mil cosas mejores que hacer. Si además estas distracciones resultan prácticas o útiles, serán perfectas para excusarnos y dejar la creatividad para otro momento.
Desde fuera se ve genial.
Por lo general proyectamos una imagen cinematográfica del artista componiendo, inspirado, tan bohemio e interesante. Un estereotipo cargado de romanticismo que puede atraer a algunos a esta hermosa actividad pero también amedrentar al que ve que "no le sale" o considera que las cosas no fluyen tan rápido como esperaba. Muchas veces la pelicula dura poco y acaba con un "Soy un fraude".
Por dentro se sufre.
Lo cierto es que se sufre al componer. No es cómodo meterse en una habitación junto a tus fantasmas y autoreproches y cerrar con llave. Empieza la pelea y que gane el mejor.
La recompensa no es inmediata.
Como pasa en el deporte, todo es más fácil decirlo que hacerlo, y estamos obligados a confiar en un resutado a largo plazo, fruto de la constancia, así que piensa bien por qué te gusta componer y ponte a ello sin esperar fuegos artificiales en cada sesión. Concéntrate y disfruta de tu momento de conexión con tu música y pronto compronderás que el proceso era la verdadera meta.
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